Jacques Carelman, pintor, decorador de teatro e ilustrador francés, creó en 1969 el Catalogue d’Objets Introuvables ( Catálogo de objetos imposibles). Entre éstos objetos imposibles, ideó una serie de bicicletas dotadas de una belleza y un ingenio único.

En Bicicletario.com queremos repasar la obra de este genial creador centrándonos por supuesto en todos aquellos objetos imposibles que guarden algún parentesco con la bicicleta.

Para una mayor degustación de estas geniales piezas, hemos elaborado la segunda entrega de las bicicletas Imposibles de Jacques Carelman.

Disfrutadlas!

Empezamos con la Bicicleta Alta, una bicicleta a caballo entre un tándem y una tall bike. Como podemos observar, el ciclista que ocupe la parte trasera de este tándem elevado, disfrutará de unas vistas formidables del paisaje y la carretera.

Sin duda la confianza con su compañero encargado de llevar la dirección de esta bicicleta resultará clave a la hora de disfrutar de manera relajada del viaje. Ciértamente desconozco si en el año 1968, cuando Jacques Carelman ideó este objeto imposible, las tall bikes eran algo ajeno a la realidad, pero estoy convencido que hoy en día, esta bicicleta sería llevada sin problemas por personas con experiencias en montar bicicletas altas.

La Bicicleta para la nieve sin duda propone una idea nada descabellada al substituir las ruedas convencionales de una bicicleta por unas llantas creadas a partir de raquetas para caminar por la nieve. El problema que presenta esta bicicleta para la nieve es la forma cuadrada de dichas ruedas.

Entendemos que tal vez el autor consideraba su obra como un objeto estático mediante el transmitirnos algunas sensaciones, pero sin duda, unas llantas redondas o hexagonales hubieran perfeccionado sin duda este invento. Además, la falta de la barra inferior del cuadro que se encarga de unir el eje de pedalier con la rueda trasera, hubiera provocado que ante un peso excesivo el cuadro se hubiera visto afectado.. o por lo menos eso creemos.

Por su parte, la Bicicleta Arado si supone un acercamiento a lo que podríamos considerar un invento práctico. Es posible que el sólo peso de una persona, sin ejercer ningún tipo de fuerza no sea suficiente como para arar la tierra o que la rueda trasera de esta bicicleta arado patine al intentar avanzar a la vez que aramos.

Lo mejor de este objeto es que se trata de una extensión válida para cualquier bicicleta y que para hacerlo funcionar sólo tenemos que desmontar nuestra delantera e instalar este arado. En el caso de la fotografía, entendemos que se trata de una bicicleta fixie ( piñón fijo ) o con freno a contrapedal, debido a la ausencia de cables y frenos en la rueda trasera.

La Bicicleta con Espejo nos presenta una duda al no saber si decantarnos por su vertiente narcisista o por su lado más “despreocupado” en lo que la conducción de la bicicleta se refiere.

A diferencia de los retrovisores para bicicleta, este espejo ofrece una amplia visión de lo que está pasando tras el manillar, empezando y centrándose en la persona que conduce la bicicleta.